PUEBLO

Los vóticos se llaman a sí mismos vadjalain. La rápida e irreversible reducción de su población puede remontarse a mediados del siglo XIX, cuando se dispone de los primeros datos demográficos.

Los vóticos nunca han sido un pueblo numeroso, y aun así han sobrevivido a las guerras, el hambre y las epidemias. El principal punto de inflexión parece que se produjo a mediados del siglo XIX. Cabe destacar que mientras el número de carelios, livonios y vepsios aumentaba considerablemente, el de vóticos quedaba reducido a una quinta parte. Desde 1939 los vóticos no han sido registrados en los censos, y cualquier cifra sobre ellos se ha obtenido de investigadores individuales. Como detalle, se cree que el vótico más joven nació en el año 1938.

Desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días, las cifras de población han evolucionado de la siguiente manera: 5.148 habitantes en 1848, unos 1.000 en 1917, 705 en 1926, entre 300 y 500 en 1942, alrededor de 50 en 1959, 66 en 1982, 62 en 1989, y 64 en 2010.

Mujeres vóticas.

TERRITORIO

En 1848 se registraron 37 aldeas vóticas; en 1942 había 23. Actualmente los vóticos viven en cinco aldeas del distrito de Kingisepp de la provincia de Leningrado: Kukkusi, Rajo/Mezhniki, Jogoperä, Liivchülä y Luuditsa. El hábitat de los vóticos comprende tres pequeñas áreas geográficas en la costa meridional del golfo de Finlandia: el cabo de Hevaa en la zona del río Kovashi del distrito de Lomonosov, el cabo de Soykyn en el distrito de Kingisepp y el cabo de Kurkola en el curso más bajo del río Luga en el mismo distrito. Antiguamente había una cuarta área geográfica situada a lo largo del río Oredezh en el distrito de Gatchina.

LENGUA

La lengua vótica pertenece a la familia urálica, rama finougria, grupo finopérmiko, subgrupo baltofinés.

En el noroeste del territorio histórico de Ingria o Ingermanland/Inkeri, situado al oeste de la provincia de Leningrado/Leningradskaya Oblast y la costa del sur del golfo de Finlandia/Soome Lahti, alrededor de 24 habitantes hablan vótico o votio.

Los dialectos, que presentan notables diferencias de un pueblo a otro, se dividen por lo general en cuatro grupos principales: el vótico occidental, el vótico oriental, el kukkusi y el kreevin (algunos de los cuales están extintos actualmente). Se difieren principalmente en su fonética, aunque también tienen algunas peculiaridades morfológicas y léxicas.

El vótico nunca ha tenido un sistema de escritura propio. Su vocabulario básico es similar al de otras lenguas finesas, donde se observan préstamos bálticos y germánicos.

Se utiliza como medio de comunicación, junto con el ruso, en unas pocas familias. Los intentos ocasionales por parte de los mayores para enseñar a sus nietos a hablar vótico normalmente fracasan. Los jóvenes consideran esta lengua poco útil y desprestigiada.

El plurilingüismo ha sido la característica de los vóticos. No existen insalvables barreras que impidan la comprensión entre las lenguas análogas: vótico, ingrio, finés y estonio.

En 1980, se calculaba que todavía vivían 20 hablantes de vótico de edad avanzada, lo que hace suponer que la lengua se haya extinguido. De hecho, la última mujer vótica de la aldea de Rajo/Mezhniky murió en 1993. Había unos pocos vóticos en la aldea de Kattila/Kotly que a principios de los años 90 recordaban algunas palabras en vótico, pero ya no sabían hablar su lengua nativa.

RELIGIÓN

En un principio, la iglesia católica estuvo interesada por las tierras de los vóticos. El papa Alejandro III (1159-1181) en su bula de finales del siglo XII les llamó paganos del país de los vóticos. A pesar de todo, éstos se convirtieron a la religión ortodoxa griega, lo que ensalzó la categoría del ruso, puesto que era la lengua oficial. El estar ligados a la iglesia ortodoxa acercó a estas tribus más a la cultura y al estilo de vida rusos. No había obstáculos para casarse con rusos, en cambio, el matrimonio entre los luteranos y los ortodoxos no se aceptaba.

Así, cuando los vóticos estaban bajo el control de Novgorod fueron obligados a abrazar la fe ortodoxa griega. Sin embargo, aún en el siglo XVI los arzobispos de Novgorod, Makarius y Theodosius, se lamentaban de que los vóticos eran obstinados paganos. El gran principado de Moscú condujo la cristianización muy seriamente. Un monje llamado Ilya y posteriormente Nikifor, un misionero, trabajaron mucho para convertir a los vóticos al cristianismo. La mayoría de los paganos fueron convertidos a mediados del siglo XVI.

Los nombres cristianos rusos, dados por la iglesia ortodoxa se convirtieron en norma. Los suecos también intentaron utilizar la religión, propagando el luteranismo, para unir a los nuevos territorios más firmemente a Suecia. La diferencia religiosa se mantuvo; los ingrios son protestantes, mientras que los vóticos siguen siendo ortodoxos.

HISTORIA

Siglos IV-VII: Los primeros hallazgos arqueológicos proceden de la meseta de Izhoria, entre Kingisepp y Gachina.

859: La fundación de Novgorod fue un punto de apoyo para la dominación extranjera y el recaudo de tributos procedentes de los vóticos.

1149: Los vóticos participaron en la campaña de Novgorod contra el territorio de Häme en Finlandia.

1212: Muchos vóticos murieron de inanición o abandonaron el país.

1240: Los alemanes erigieron la fortaleza de Koporje, la cual fue conquistada por los rusos el año siguiente.

1444-48: Un caballero teutónico, Binke von Overberg, deportó a los alrededores de Bauska, en Curlandia, a los prisioneros de guerra vóticos.

1478: El gran principado de Moscú destruyó Novgorod, que junto con Ingria ingresó en la jurisdicción del principado.

1484-88: Un gran número de vóticos fue deportado a Rusia central y los colonos rusos fueron devueltos en su lugar.

1617: Por el tratado de paz de Stolbovo, Ingria fue anexionada como un territorio del estado de Suecia, comenzando la luteranización y el flujo de los vóticos a Rusia.

1702: Pedro I (1672-1725) conquistó de nuevo el territorio de Ingria.

1721: El tratado de paz de Nystad atribuyó el territorio finalmente a Rusia.

1783: Ingria quedó incorporada definitivamente al Imperio de los zares.  

siglo XIX: A mediados del siglo los vóticos cayeron irrevocablemente bajo la influencia rusa.

1914-18: Muchos vóticos fueron deportados a Finlandia.

1920-30: Era ya difícil distinguir un vótico de un ruso.

1938: Los vóticos fueron deportados como kulaks a Kazajstán y a otros lugares.

1943: Finlandia y Alemania acordaron repoblar de vóticos las aldeas costeras de Finlandia.

1944-55: Al regresar los vóticos a la URSS, y durante una década hubo limitaciones para asentarse en los lugares de antigua residencia.   

1956: Numerosos vóticos pidieron regresar a sus hogares. Sin embargo, éstos estaban ya ocupados por familias rusas.

2001: Se quemó el museo vótico en la aldea de Lužitsõ.

2008: Los vóticos fueron añadidos a la lista de pueblos indígenas de Rusia, otorgándoles apoyo para preservar su cultura.

2016: Se contabilizaron siete vóticos censados.

ECONOMÍA Y SOCIEDAD

Los vóticos han sido agricultores y pastores desde tiempos remotos. Cultivaban cereales y hortalizas, y desde el siglo XIX también la patata. Criaban ganado bovino, ovino, porcino y aves de corral. La industria pesquera cerca del golfo de Finlandia, e incluso la pesca en el hielo estaban muy extendidas. Los habitantes de Vaipool eran también pescadores y navegantes.

El comercio y la artesanía fueron una parte esencial de la vida vótica. Cada aldea tenía su herrero y su zapatero. En Valkovitsa se construían vasijas de madera y en Mati de barro. Por las aldeas vóticas también pasaban buhoneros rusos y artesanos ambulantes. Los vóticos tenían más oportunidades en las ciudades, podían aprender un oficio en Narva o en San Petersburgo, hacer negocios y buscar trabajo.

El régimen soviético cambió radicalmente sus vidas. Los agricultores más trabajadores fueron deportados para forzar a los otros a renunciar a su propiedad y asociarse a los kolkhozes. La violencia física iba ligada a la injusticia social, así como a la persecución religiosa y nacionalista. La artesanía doméstica estaba prohibida. Para reprimir las diversas formas de protesta, muchas personas eran etiquetadas como “enemigos del pueblo”. Un vótico, por ejemplo, podía ser deportado de su tierra natal por no registrarse como ruso.

La antigua cultura popular constituye la base de la identidad vótica. Cabe resaltar que la parte fundamental del lenguaje sobre la artesanía y el comercio es baltofinesa. A pesar de las agresivas influencias foráneas, especialmente del ruso, un sólido vocabulario nativo ha prevalecido en todos los ámbitos de la vida. El universo de un pacífico agricultor se refleja en el calendario vótico tradicional.

Lo más asombroso con respecto al pueblo vótico es que, como los livonios, perduran hasta nuestros días. Sin embargo, los vóticos nunca han poseído un territorio administrativo independiente, ni lengua literaria, ni un sistema de escritura, ni siquiera enseñanza en su lengua materna.


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